Escribo cuando algo me atraviesa, no cuando lo decido. Una escena, un gesto, una fragilidad compartida… y de pronto, la vida se vuelve símbolo.
Los relatos nacen del instante en que lo humano se desnuda: cuando lo evidente deja espacio a lo esencial y lo visible se convierte en puerta hacia lo profundo.
Este no es un lugar para consumir palabras,
sino para reconocerse en ellas. Quien entra aquí no busca historias: se encuentra a sí mismo.